miércoles, 12 de septiembre de 2018

El vuelo del cuervo

Bajo la protección de un árbol un cuervo de vientre blanco y alas negras oteó el horizonte. Fijó sus ojos en un punto distante en el desierto, como si todas las respuestas de su existencia estuvieran en aquel espacio diminuto. Sus ojos oscuros y brillantes reflejaban una profunda y antigua inteligencia. Inició el vuelo desplegando sus enormes alas. La calma lo inundaba todo a excepción de su aleteo. Las ráfagas de aire se transformaban en granos de arena que iban formando dunas sobre el desierto. El cuervo siguió su rumbo con la mirada fijada en el cielo. Sus plumas ardieron y desapareció en el horizonte, dejando una huella brillante y redonda en la negrura de la noche.

viernes, 25 de mayo de 2018

Ojos

Se levantó de la cama con una sensación incómoda, era de madrugada y desde la ventana se infiltraban los rayos tenues de la luz de la luna. Sentía como unos ojos la observaban desde la penumbra de su habitación y no consiguió acumular el suficiente coraje para acercarse. Volvió a acostarse y se acurrucó bajo las mantas aun cuando el calor la sofocaba. Sin embargo, la sensación de que alguien o algo la asechaba era tan intensa que sus ojos apenas podían pestañear. Pasó así largos minutos, el dióxido de carbono se acumulaba bajo el tejido y la presencia se acercaba. Su existencia era pesada y notaba como a su paso el espacio se engrandecía y ella disminuía como una fruta deshidratada. En un momento dado no pudo más con la falta de oxígeno y tras deshacerse de las mantas se encontró con unos enormes ojos negros de monstruo.

Pozos profundos hacia un lugar que lo absorbía todo. Juicios e inseguridades que la bloqueaban.

Sostuvo la mirada del monstruo durante largos minutos hasta darse cuenta de que no estaba mirándolo de frente, sino que ella misma estaba tras aquellos ojos negros observando una cama vacía deshecha.

jueves, 11 de enero de 2018

Entre tanto y tanto: palabras



Tras un año y medio al fin tenemos entre nuestras manos este librito. Proyecto junto a mi madre: María Álvarez, quien me transmitió la pasión por la lectura y la escritura. Recopilación de relatos de las dos e ilustraciones y diseño realizados por mi. Si estás interesad@ en un ejemplar ponte en contacto conmigo.

martes, 9 de enero de 2018

Tic Tac

El puntero del reloj se mueve con su tic tac incesante. Los segundos pasan y le siguen los minutos, las horas, los días. Cuando me doy cuenta miro el calendario y ya ha pasado una semana, un mes, un año. Y esa agonía se aloja en mi pecho, me constriñe por dentro, como una voz turbia que me desagrada y me recuerda que el tiempo presente no puede recuperarse. Me susurra, a veces me grita y me exige con ansias que no pierda el tiempo. Y mientras me preocupo por ello, irónicamente, es ese mismo tiempo el que se me escapa. Datos apuntados en mi agenda como hormigas con patas largas que devoran sus hojas. Citas, eventos, deadlines, horarios de entrada y de salida… convirtiéndose en hilos invisibles que controlan mi vida. Una vez creí ser libre, pero ese calendario que me observa día tras día me desvela la ilusión en la que creía. El ruido en la calle no ayuda. Las multitudes me entorpecen como una masa vacía encapsulada en segundos, minutos y horas que también se les escapan. Observan sus móviles, agachan la cabeza y de alguna forma, como yo, sienten que sus pies los llevan sin saber muy bien cómo al siguiente punto pre-programado al que acudir.

jueves, 4 de enero de 2018

Arrugas

Arrugas en la blusa, como las arrugas que se forman en su cara cuando ríe o cuando llora. Las que esconden entre sus pliegues horas bailando, el olor de la comida recién hecha. La canela, el comino. El sudor del trabajo. El recorrido de las manos de él cuando la toca. Movimiento. Las arrugas del tejido deslizándose sobre su piel cálida. El brazo que se estira para coger la sal del estante. El brazo que baja para probar la sopa. El rastro visible del paso del tiempo que a veces asusta. Entresijos de memoria entre pliegues perdidos por el paso de una plancha caliente.