Sudor en la frente. Una zancada tras otra. Las manos escuecen. Otra zancada y el corazón que se me sale del pecho. Decenas de veces el mismo o parecidos caminos. Decenas de veces han sido, y sin embargo, no para de sorprenderme la intensidad con la que puede golpearme, y de lo mucho que puede retumbar en mis oídos un corazón asustado. Bocanadas de aire asfixiante, desesperados "robos" de un aire del que ellos dicen no tengo derecho a respirar.
El cielo oscuro, no veo nada ante mí más que las extrañas sombras de mis pies corriendo a la velocidad que me permite mi espíritu, y mis brazos manteniendo su compás. Imagino el rastro de sangre sobre la tierra que dejo al pasar. Cuchilladas intensas contra los músculos de mis piernas. Sólo un poco más, sólo un poco más y seré libre. Esa libertad que cuanto más se acerca, más se asemeja a las fauces de un enorme león de colmillos punzantes. Esa libertad amarga que se ha convertido en la única esperanza que me queda para seguir viviendo.
Las imagino a ellas, altas, frías. Recuerdo su horrible tacto metálico y las púas clavándoseme. La ropa enganchada. Escalofríos. No quiero volver a tener que cruzarlas. No quiero añadir cicatrices a mi cuerpo que me recuerden que no puedo pisar la tierra que tan celosamente guardan. No quiero huir toda mi vida. No quiero sentir dolor. No quiero llorar. Simplemente... no quiero. Tan sólo un poco más.
El cielo oscuro, no veo nada ante mí más que las extrañas sombras de mis pies corriendo a la velocidad que me permite mi espíritu, y mis brazos manteniendo su compás. Imagino el rastro de sangre sobre la tierra que dejo al pasar. Cuchilladas intensas contra los músculos de mis piernas. Sólo un poco más, sólo un poco más y seré libre. Esa libertad que cuanto más se acerca, más se asemeja a las fauces de un enorme león de colmillos punzantes. Esa libertad amarga que se ha convertido en la única esperanza que me queda para seguir viviendo.
Las imagino a ellas, altas, frías. Recuerdo su horrible tacto metálico y las púas clavándoseme. La ropa enganchada. Escalofríos. No quiero volver a tener que cruzarlas. No quiero añadir cicatrices a mi cuerpo que me recuerden que no puedo pisar la tierra que tan celosamente guardan. No quiero huir toda mi vida. No quiero sentir dolor. No quiero llorar. Simplemente... no quiero. Tan sólo un poco más.