domingo, 11 de octubre de 2015

Nació llena de huecos

Y estás en tu cuarto, en esas cuatro paredes que se aferran a lo más profundo de ti, que te ahogan pero que al mismo tiempo tanto necesitas. Estás en tu cuarto y algo en ti te grita muy dentro, pues el tiempo pasa, lento, frustrante, vacío…  Casi puedes escuchar el tic tac de las manecillas, aunque allí no haya ningún reloj. Tu cabeza se sumerge en ideas coléricas, gastadas quizás demasiado usadas. Andas perdido, buscas algún escape con el que poder mascar algunos minutos, una chispa interesante que desate un algo. La vida es jodida si, apenas hay calderilla en tu cartera, no reconoces a los que de niño quisiste, y ya no sabes muy bien  si es tu familia la que te odia o eres tú quien la odia a ella.

Esa idea obsesiva aparece sin esperarlo frente a tu puerta. En las otras cuatro paredes que te retienen, que son más amplias sí, recorren las varias decenas de calles de tu barrio, pero que no dejan de ser paredes que retienen. Nunca fuiste de leer, pero ese algo que se muestra frente a ti se te antoja llamativo, atrayente. Coges el libro en mayúsculas y lo lees. Y nace una idea. Comienza siendo una idea pequeña, frágil, se tambalea fácilmente cuando alguien intenta desmontarla. Pero la vas rellenando de palabras duras, de emociones rotas, y va creciendo. Pero aunque tú no lo sepas, nació llena de huecos. Y aunque te pese, anida el vacío de recuerdos agrios, el vacío de tu baja autoestima, el vacío de tu dependencia ciega a los que te rodean. El vacío de una madre que te dio la espalda, el vacío de tu guía muerto. El vacío de la traición. El vacío del propio vacío.

Pero ahora todo es más fácil, rodeado por aquellos que dicen poseer la verdad absoluta. El fanatismo. El extremo donde la norma es muy sencilla. Es o no es, y todo aquel que no lo comparte: enemigo. Y te sientes grande, tu ego se desborda, te permites mirar por encima del hombro a los que te rodean. Eres alguien. Ellos te dicen “TÚ ERES ALGUIEN”. Sabes la “verdad” cogida con cuatro alfileres. Machacas a quien no la sabe o no la comparte. No existen tonos intermedios, el camino que se muestra ante ti es recto, nunca ha sido más recto. No hay desvíos posibles. Ahora eres parte de un grupo, ahora tienes honor, ellos nunca te abandonarán, porque persigues una idea, la única idea…. Lo que no recuerdas es que nació llena de huecos. Y entre tanto hueco los pilares tiemblan.

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