Cuánta presión siento en la cabeza... ¿se estará encogiendo mi cráneo? Quizás sea por eso que me duela tanto al pensar, que me canse tan rápidamente... y ese dolor tan aguado... dios... tendré que consultar al médico... Pero me llamará loco, me llamará loco cuando me presente a su consulta con un metro y la libreta donde apunto el diámetro de mi cabeza mensualmente. Y aunque le enseñe ese listado de números que cada vez se hacen más pequeños no me creerá y me aconsejará ir a psiquiatría... ¿Y si me hago una foto cada semana? ¿También él notará la reducción? Es que no lo entiendo, es desproporcionado, me miro al espejo y veo mis anchos hombros, mis brazos largos... y coronando el cuerpo, esa pequeña cabeza en constante disminución, como una ciruela que se convierte poco a poco en pasa. ¿Por que sólo lo veo yo? ¿Es que el mundo está ciego? ¿A nadie le importa que me convierta en un ser irracional? ¿A nadie le importa que mi masa cerebral se encoja tanto que ya no sea capaz de pensar, de sentir, de recordar? Seré un cuerpo sin mente... un mono de feria, y me disecarán, y me llevarán al museo como si fuese una especie de reliquia extraña: "El hombre de la cabeza más pequeña del mundo". Aunque al menos así seré especial... porque ¿Seré especial, verdad?
(Relato seleccionado para la publicación de "Cosas imposibles con un amor posible" en la categoría de Jóvenes Escritores realizado en 2008)
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