miércoles, 24 de agosto de 2016

Irritado y molesto

Dolor de cabeza intenso. Siente como los límites que rodean el vacío de su interior están irritados y molestan. A cada momento nota que su dolor podría calmarse alcanzando otra meta, pero los logros llegan efímeros y se desvanecen como gotas de agua en el mar. El peso de la incertidumbre, la necesidad de sentirse independiente y con las riendas de su futuro sólidas. ¿Acaso no podría convertirse eso en una luz lejana y que al alcanzarla nada aporta? ¿Y qué pasaría si fuese cierto? Es el camino constante de una búsqueda por calmarse. La presión de su ego. Los demonios que asoman tras los pliegues de su ropa. La envidia, el afán del reconocimiento en los otros. Y con ellos se contraponen ideas confusas, la necesidad de un dejarse llevar sólo por sí misma, de estar sola. El imposible y la mentira que luchan dados de la mano, y que se acomodan y bailan entre sus neuronas. Mientras tanto, a lo lejos se escucha el molesto sonido de un taladro y con el él el recordatorio de las rutinas que se repiten inevitables y constantes. Y de él surge el cansancio que genera plantarles cara por la creciente necesidad de romperlas. 

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