Y que pensé que la soledad se transformaría en grito. En una
vorágine llena de ideas, de palabras entrelazadas en escrituras deformes. En
sensaciones acompasadas que se apilarían formando creaciones. Pero lo que llega
a mis oídos es un goteo constante. Información ordenada. Mirada frívola. El
sin-sentir la necesidad de una respuesta. El
rechazo a la asfixia de egos inflados. Ojos que solo devuelven sus
propios ojos. Poros que no sudan sino que lo absorben todo sin ofrecer nada.
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