sábado, 24 de septiembre de 2016

Y que pensé que la soledad se transformaría en grito. En una vorágine llena de ideas, de palabras entrelazadas en escrituras deformes. En sensaciones acompasadas que se apilarían formando creaciones. Pero lo que llega a mis oídos es un goteo constante. Información ordenada. Mirada frívola. El sin-sentir la necesidad de una respuesta. El  rechazo a la asfixia de egos inflados. Ojos que solo devuelven sus propios ojos. Poros que no sudan sino que lo absorben todo sin ofrecer nada. 

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